lunes, 5 de mayo de 2014

La batalla de las armas invisibles

1 La batalla de las armas invisibles
Descubre los dispositivos rusos de guerra electrónica. Fuente: Grigori Sisóev / Ria Novosti
El pasado 10 de abril, el destructor estadounidense Donald Cook entraba en el Mar Negro. El 12 de abril, un bombardero ruso Su-24 sobrevolaba el buque. Más tarde se comentó que la tripulación del Donald Cook había quedado desmoralizada tras su encuentro con el bombardero, y algunos medios de comunicación aseguraban que 27 marineros estadounidenses solicitaron la baja del servicio. ¿Qué fue lo que asustó a la tripulación del destructor?
El Donald Cook es un destructor lanzamisiles de cuarta generación perteneciente a la Armada de los Estados Unidos. Su principal arma son los misiles de crucero Tomahawk, que tienen un alcance máximo de 2500 kilómetros y pueden llevar cabezas nucleares. En su versión normal, el buque está equipado con 56 misiles, y en su versión de ataque cuenta con 96 misiles.
El destructor está equipado con el sistema de combate de última generación Aegis, un sistema integrado que reúne los medios de defensa antimisiles de todos los barcos en los que está instalado en una red general, permitiendo controlar y atacar cientos de objetivos al mismo tiempo. En sus bordas, el destructor tiene instalados cuatro enormes radares universales de antena de una potencia similar a la de varias estaciones de radar. Además de los misiles Tomahawk, en sus lanzaderas universales de proa y popa figura medio centenar de misiles antiaéreos guiados de distintas clases.
El bombardero ruso Su-24 que sobrevoló el Donald Cook no llevaba a bordo ni bombas ni misiles. Bajo su fuselaje había únicamente un contenedor con un sistema de guerra electrónica llamado Jibiny. Al aproximarse al destructor, el sistema Jibiny se puso en marcha y dejó fuera de servicio los radares, los circuitos de control, los sistemas de transmisión de información… En otras palabras, todo el sistema Aegis quedó desconectado como cuando se apaga un televisor pulsando el botón de un mando a distancia. Después de esto, el Su-24 simuló un ataque de misiles contra el buque, que había quedado totalmente ciego y sordo. Y repitió esta acción un total de 12 veces.
Cuando el bombardero se alejó, el Donald Cook se dirigió rápidamente a un puerto rumano y no volvió a acercarse a aguas rusas. 
Los guerreros del frente invisible
“Cuanto más complejo es un sistema radioelectrónico, más sencillo resulta interrumpir su funcionamiento con medios de guerra electrónica”, comenta el director del centro de investigación científica sobre guerra electrónica y valoración de la eficacia en medios de reducción de visibilidad de la Academia Aérea Militar, Vladímir Balybin. “Para poder ganar una guerra moderna no basta con dominar el espacio aéreo. Es necesario hacerse con la superioridad tecnológica”.
Además del sistema Jibiny, el complejo industrial militar ruso trabaja en el desarrollo de distintos dispositivos capaces de descorazonar tanto a las unidades del enemigo como a agrupaciones terroristas. Las unidades de las Tropas Aerotransportadas han comenzado a ser equipadas con sistemas Infauna. Instalado en un tanque o en cualquier otro vehículo militar, este sistema encuentra y aísla la comunicación por radio enemiga en bandas HF y VHF del espectro electromagnético, “adormeciendo” sus armas de control remoto. Estas armas llegan a disparar, pero sólo después de que las columnas de tanques rusos hayan pasado sobre ellas y se hayan alejado a una distancia segura.

Infauna tiene otra función: los sensores ópticos instalados en sus laterales detectan los fogonazos de los disparos y dan la orden de crear una cortina de humo que cubre la columna de tanques del fuego enemigo.
El dispositivo Lesochek desempeña las mismas funciones que Infauna, pero es mucho más compacto: se puede llevar en una mochila o en un pequeño maletín. Con este sistema resulta muy cómodo acudir a importantes reuniones de negocios, los más avanzados servicios de inteligencia no lograrán espiar ni una palabra de estas reuniones.
La base de la protección electrónica de las comunicaciones del ejército de Rusia es el sistema Borisoglebsk-2. Este sistema cuenta con un punto automático de control y cuatro tipos de estaciones de interferencias de radio: estas encuentran las fuentes de actividad de comunicaciones enemiga en el aire y las inutilizan.
El dispositivo Zhítel localiza y bloquea teléfonos por satélite y celulares, así como sistemas de navegación GPS. Su eficacia quedó demostrada durante el conflicto en Osetia del Sur, donde consiguió desorientar a los vehículos georgianos no tripulados.
El reequipamiento de las fuerzas estratégicas de Rusia con nuevos medios de guerra electrónica avanza a ritmos vertiginosos, según anunciaba el vicepresidente del gobierno Dmitri Rogozin.
Si en 2020 el ejército y la flota estarán reequipados en un 70%, todos los dispositivos de potencial estratégico para la guerra electrónica estarán renovados en un 100%.
“Los medios de guerra electrónica permiten que nuestras armas inteligentes actúen y las de nuestro enemigo queden inutilizadas. Esto es algo extremadamente útil”, señala el vicepresidente.